martes, 18 de mayo de 2010

Crónica de una obra Anunciada en el Gran Hotel Regente de Oviedo

‘Crónica de una obra anunciada’
Por agoraveintiuno

El Gran Hotel Regente fue escenario la semana pasada de la presentación que la pintora Nuria Formentí hizo de su serie artística ‘Crónica de una Obra Anunciada’, inspirada en la novela de Gabriel García Márquez, a quien conoció durante sus años de adolescencia en Colombia. Esta colección estuvo expuesta hasta el pasado mes de marzo en la sede de la ONU (Ginebra), y se compone de 13 pinturas que reflejan escenas del amor y la tragedia.

Durante el acto, organizado por Ágora21 los asistentes escucharon las palabras que el hermano del autor, Jaime García Márquez, dedicó a Nuria con motivo de esta presentación:

“Desde Cartagena me complace ver que la estela de la obra de mi hermano se mantiene viva, hecho que agradezco a esa institución de la insigne ciudad de Oviedo sede de los acreditados Premios Prícipe de Asturias.

He tenido la satisfación de ver y comentar con la pintora Nuria Formentí su Exposición en el Museo de Arte Moderno de Cartagena que bajo el título ‘Crónica de una Obra Anunciada’ presentó en Septiembre de 2009, donde sus cuadros se representan escenas de la obra literaria ‘Crónica de una Muerte Anunciada’. Allí en el museo nos recreamos comentando las circunstancias de cada escena en referencia a la película, a la obra literaria y a la realidad con lo que le dábamos más dimensiones a esta obra, que de no haber sido por Gabo hubiera sido una simple noticia de prensa.

Esta obra tiene para mí recuerdos especiales, me remonta a una infancia ya lejana cuando aparezco fugazmente en las páginas del libro de Gabito. Nuria me pone, de manera decorosa y reflexiva frente a la realidad que aun llena la historia de nuestro doloroso país: la violencia. Los hechos en sí, en un Enero del 51, como los recuerdo, no trascienden más allá de la imagen de un hombre tendido y ensangrentado y un médico que dice, retirando el fonendoscopio del cadáver: “ya está muerto”. Y también la experiencia de la imagen del dolor ajeno. Eso resume esa pequeña realidad de un pueblo del caribe, que trasciende a nosotros a través de dos formas exquisitas del arte: la literatura y la pintura. Después de la publicación de la novela hubo protagonismos de algunos actores y disentimientos sobre las pequeñas particularidades que construyeron esa escena dramática.

Mi mamá Luisa Santiaga, con pudor de madre, le recordó a Gabo que la novela iba levantar las costras amargas de aquel día y sus circunstancias y que el dolor de los protagonistas estaba primero. Pero pudo más el oficio periodístico de Gabo. Si hay algo explícito en la obra de mi hermano es la clarividencia, que se asoma también en la obra de Nuria en el cuadro de la espera de los hombres que departen. En ellos hay decisión y afuera, bajo esa luz de azul y plata, está la muerte. Es la violencia latente: los hermanos al amanecer, sentados, oteando la muerte, es revelador, la tensión de los cuerpos, la atmosfera, la expectación y de alguna forma la impiedad son evidentes. La tragedia ya está cerca, resume el espíritu de esa historia: la amalgama de vicisitudes y desaciertos que generan en el hombre los vericuetos del amor -correspondido o no-, el honor y la traición. Es tan revelador, para mí, como el Guernica y el cuadro La violencia, de nuestro querido colombo- español Alejandro Obregón. Esta es una forma decente y esplendorosa de representar y reflexionar nuestras más deleznables conductas. La obra de Nuria, acaballada sobre otra obra magnífica, nos remite hasta ese instante fatal, y nos presenta la violencia y el dolor que ella produce como un tema de reflexión.

Es la actitud del arte ante la vida.

Desde aquí envío un abrazo a Nuria y a su papá César en mi nombre y de todos sus amigos. Y a Natalia Amor, por supuesto.

Gracias a Agora XXI, en nombre de Gabriel, en el mío y les deseo muchos éxitos y felicidad”

Jaime García Márquez

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